Su superficie es de 432 800 km² e incluye dos grandes golfos: el golfo de Finlandia, entre el sur de este país y Estonia, y el golfo de Botnia, entre la costa oriental de Suecia y el occidental de Finlandia. Geológicamente es muy joven: solo existe desde el VI milenio a.C. Es muy poco profundo (la media es de 57 m; la profundidad máxima es de 459 m al norte de la isla sueca de Gotland), lo que, unida a la poca apertura al océano, hace la renovación de las aguas muy lenta y favorece los problemas de contaminación. Las mareas son de muy pequeña amplitud.
El mar Báltico es también, el mayor depósito de ámbar del mundo y, además, su calidad es de las mejores: de los veinte depósitos del mundo que hay de ámbar, se dice que el del mar báltico solo es superado por los de México y la República Dominicana, siendo el que más ámbar de conífera produce y el de mejor calidad. De él se extraen de 500 a 800 millones de toneladas de ámbar.
La cuenca que drena al mar Báltico abarca la totalidad de algunos países ribereños como las repúblicas bálticas, Polonia y la región rusa de Kaliningrado. Además, estos ríos nacen en, o atraviesan territorios pertenecientes a otros países que, a pesar de no poseer costas, se comunican al mar por vía fluvial. Tal es el caso de la República Checa, Eslovaquia, Ucrania y Bielorrusia, quienes acaban aportando agua (indirectamente) al mar Báltico.
Mar del Este es como se denomina en todas las lenguas germánicas salvo el inglés, además del finés (ya que aunque sus hablantes se sitúan mayoritariamente al oeste del mar, estuvieron bajo dominio sueco durante muchos siglos, y desde la perspectiva sueca el mar sí que queda al este). Así: