Los portugueses estuvieron presentes en diversos puntos de la costa que hoy pertenece a Angola desde el siglo XVI e interactuaron de diversas maneras con los nativos. La presencia portuguesa se afianzó en siglo XIX con su penetración hacia el interior del territorio y su ocupación efectiva para considerarla una colonia de los europeos, tal y como se estipuló en la conferencia de Berlín de 1884. La consolidación de la colonización no se produjo sino hasta la década de 1920, después del sometimiento del pueblo Mbunda y el secuestro de su rey, Mwene Mbandu Kapova I.
Angola consiguió su independencia de Portugal en 1975, después de una larga guerra. Sin embargo, una vez emancipado, el nuevo país se vio inmerso en una intensa y duradera guerra civil que se prolongó desde 1975 hasta 2002. El país posee abundantes yacimientos minerales y petrolíferos, y su economía ha crecido a un ritmo muy alto desde los años 1990, especialmente desde el final de la guerra civil. A pesar de ello, el nivel de vida de la mayor parte de los angoleños es muy bajo, y sus índices de expectativa de vida y mortalidad infantil están entre los peores del mundo.[6] Es un país con grandes desigualdades económicas, pues la mayor parte de la riqueza está en manos de un porcentaje muy pequeño de sus habitantes.
El nombre Angola es una derivación portuguesa de la palabra bantúN’gola, que hace referencia al título de los jefes del Reino de Ndongo que existía en los siglos XV a XVI, cuando los portugueses se establecieron en Luanda.